Los Fundamentos Básicos del Budismo

Fundamentos del Budismo

El budismo es una importante religión mundial con una historia y un sistema de creencias complejos. Lo siguiente tiene la intención de presentar la historia y los principios fundamentales del budismo, y de ninguna manera cubre la religión de manera exhaustiva.

Siddhartha Gautama

Los historiadores estiman que el fundador del budismo, Siddhartha Gautama, vivió entre el 566 (?) y el 480 (?) a. C. Hijo de un rey guerrero indio, Gautama llevó una vida extravagante hasta la adultez temprana, disfrutando de los privilegios de su casta social. Pero cuando se aburrió de las indulgencias de la vida real, Gautama vagó por el mundo en busca de comprensión.

Después de encontrarse con un anciano, un enfermo, un cadáver y un asceta, Gautama se convenció de que el sufrimiento es el fin de toda existencia. Renunció a su título principesco y se convirtió en monje, privándose de posesiones mundanas con la esperanza de comprender la verdad del mundo que lo rodeaba.

La culminación de su búsqueda llegó mientras meditaba debajo de un árbol, donde finalmente entendió cómo liberarse del sufrimiento. y en última instancia, para lograr la salvación. Después de esta epifanía, Gautama fue conocido como el Buda, que significa "El Iluminado". El Buda pasó el resto de su vida viajando por la India, enseñando a otros lo que había llegado a entender.

Las cuatro nobles verdades

Las Cuatro Nobles Verdades comprenden la esencia de las enseñanzas de Buda, aunque dejan mucho sin explicar. Son la verdad del sufrimiento, la verdad de la causa del sufrimiento, la verdad del fin del sufrimiento y la verdad del camino que conduce al fin del sufrimiento.

En pocas palabras, el sufrimiento existe; tiene una causa; tiene un fin; y tiene una causa para producir su fin. La noción de sufrimiento no pretende transmitir una visión negativa del mundo, sino una perspectiva pragmática que trata el mundo tal como es e intenta rectificarlo.

El concepto de placer no se niega, sino que se reconoce como fugaz. La búsqueda del placer solo puede continuar lo que en última instancia es una sed insaciable. La misma lógica desmiente una comprensión de la felicidad. En el final,

Las Cuatro Nobles Verdades son un plan de contingencia para hacer frente al sufrimiento que enfrenta la humanidad: sufrimiento de tipo físico o de naturaleza mental. La Primera Verdad identifica la presencia del sufrimiento.

La Segunda Verdad, por otro lado, busca determinar la causa del sufrimiento. En el budismo, el deseo y la ignorancia se encuentran en la raíz del sufrimiento. Por deseo, los budistas se refieren al anhelo de placer, bienes materiales e inmortalidad, todos los cuales son deseos que nunca pueden ser satisfechos.

Como resultado, desearlos solo puede traer sufrimiento. La ignorancia, en comparación, se relaciona con no ver el mundo como realmente es. Sin la capacidad de concentración mental y perspicacia, explica el budismo, la mente queda subdesarrollada, incapaz de captar la verdadera naturaleza de las cosas. vicios,

La Tercera Noble Verdad, la verdad del fin del sufrimiento, tiene un significado dual, sugiriendo el fin del sufrimiento en esta vida, en la tierra, o en la vida espiritual, a través del logro del Nirvana.

Cuando uno ha alcanzado el Nirvana, que es un estado trascendente libre de sufrimiento y nuestro ciclo mundano de nacimiento y renacimiento, se ha alcanzado la iluminación espiritual. La Cuarta Noble verdad traza el método para alcanzar el fin del sufrimiento, conocido por los budistas como el Noble Óctuple Sendero.

Los pasos del Noble Óctuple Sendero son la Comprensión Correcta, el Pensamiento Correcto, el Habla Correcta, la Acción Correcta, el Medio de Vida Correcto, el Esfuerzo Correcto, la Atención Correcta y la Concentración Correcta. Además, hay tres temas en los que se divide el Camino: buena conducta moral (Comprensión, Pensamiento, Habla); meditación y desarrollo mental (Acción, Sustento, Esfuerzo), y sabiduría o percepción (Mindfulness y Concentración).

El Karma

Al contrario de lo que se acepta en la sociedad contemporánea, la interpretación budista del karma no se refiere a un destino predeterminado. Karma se refiere a las acciones buenas o malas que una persona toma durante su vida.

Las buenas acciones, que implican la ausencia de malas acciones o actos positivos reales, como la generosidad, la rectitud y la meditación, producen felicidad a largo plazo. Las malas acciones, como mentir, robar o matar, a la larga provocan infelicidad.

El peso que tienen las acciones está determinado por cinco condiciones: acción frecuente y repetitiva; acción determinada e intencional; acción realizada sin arrepentimiento; acción contra personas extraordinarias; y acción hacia aquellos que han ayudado a uno en el pasado. Finalmente, también existe el karma neutral, que deriva de actos como respirar, comer o dormir. El karma neutral no tiene beneficios ni costos.

El ciclo del renacimiento

El karma se desarrolla en el ciclo de renacimiento del budismo. Hay seis planos separados en los que cualquier ser vivo puede renacer: tres reinos afortunados y tres reinos desafortunados.

Aquellos con karma favorable y positivo renacen en uno de los reinos afortunados: el reino de los semidioses, el reino de los dioses y el reino de los hombres. Mientras que los semidioses y los dioses disfrutan de gratificaciones desconocidas para los hombres, también sufren celos y envidia incesantes.

El reino del hombre es considerado el reino más elevado del renacimiento. La humanidad carece de algunas de las extravagancias de los semidioses y dioses, pero también está libre de su implacable conflicto.

De manera similar, mientras que los habitantes de los tres reinos desafortunados (animales, fantasmas e infierno) sufren un sufrimiento incalculable, el sufrimiento del reino del hombre es mucho menor.

El reino del hombre también ofrece otro aspecto que falta en los otros cinco planos, la oportunidad de alcanzar la iluminación o Nirvana. Dada la gran cantidad de seres vivos, nacer humano es para los budistas una preciosa oportunidad de felicidad espiritual, una rareza que uno no debe abandonar.

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